15 de septiembre de 2013

Reflexiones para [no] explotar el petróleo en el ITT.

El ambiente está de moda porque es tendencia de opinión. Lástima que no está de moda en la acción diaria. Por ejemplo, preferimos utilizar autos que movilizarnos en bicicleta. El rubro más importante del consumo de los hogares ecuatorianos, después de alimentos y bebidas no alcohólicas, es transporte, y dentro de esta categoría la principal es “autos nuevos”. Si no me cree, revise la ENIGHUR o pregunte al INEC (@ecuadorencifras).

¿Reciclar?, ni hablar, ¿llevar funda de tela al (super)mercado?, nada. Consumo, consumo y más consumo. Sume a eso los problemas de desnutrición en niños/as menores a cinco años y de sobrepeso en niños/as en edad escolar. Es decir, el consumo que se tiene no es saludable. ¿Será local?, muy poco. Quejarse por todo es más fácil que tener coherencia; bueno la coherencia viene por lo quejumbroso. Queja permanente de lo que otros/as (no) hacen, que uno quiere que (no) hagan, pero uno (si) no hace. No es culpa de uno/a ni de los/as otros/as. Es culpa del mundo… nos ha fallado!

Esta reflexión pretende incluir algunos argumentos en el debate sobre la explotación del petróleo, en el Ecuador, del bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini, ITT y la iniciativa Yasuní-ITT. Mucho se ha dicho y se está diciendo sobre el tema. No es de interés repetir argumentos que se encuentran libremente en la Web. Esta reflexión se centra, entonces, en una mirada de política pública.

Años atrás pensaba (y me mantengo, que quede claro) que el Ecuador debería usar el petróleo y otros recursos naturales de manera sustentable, al mínimo impacto ambiental que la tecnología permita, para inversiones que permitan la transformación productiva y la erradicación de la pobreza. Idea que me hace compartir el postulado de “usar el extractivismo, para salir del extractivismo”, y estar de acuerdo con la imperante necesidad de cambiar la matriz productiva. En ambos casos bajo la condición, de que se lo haga para #ErradicarPobreza y garantizar el derecho al trabajo digno. Si no es para eso, deje no más. Si el petróleo se usa para beneficio de empresas privadas o extranjeras, o si el cambio de la matriz productiva va a beneficiar al capital… mejor deje así.

En parte, este discurso se plantea ahora que el Presidente Rafael Correa dio por finalizada la iniciativa Yasuní-ITT. Esta iniciativa planteaba la conservación de la biodiversidad, la protección de los pueblos en aislamiento voluntario y la mitigación del cambio climático, dejando el crudo del bloque ITT, bajo tierra, a cambio del aporte de USD 3.600 millones, a lo largo de 12 años. Es imposible no estar de acuerdo con la iniciativa. Lamentablemente, los años pasaron y los aportes no se concretaron. Se extendieron los plazos en varias ocasiones.

Es difícil estar en contra de los argumentos que se usan para llegar a la decisión de explotar el petróleo en el ITT, pero no es muy difícil estar en contra de la decisión. Me apena que como sociedad no hayamos logrado hacer las cosas diferentes. Con la explotación del ITT nos estamos fallando como sociedad. Por otro lado, dejar el crudo bajo tierra si, y solo si, se garantizan los recursos necesarios para erradicar la pobreza extrema por ingresos y de necesidades básicas, antes del 2017, y se fomenta el cambio de la matriz productiva con inclusión, priorizando el fortalecimiento de la economía popular y solidaria y garantizando el derecho al trabajo digno.

Estimaciones actualizadas, indican que la explotación generaría USD 18.000 millones,  a lo largo de 20 años. Pongamos en contexto: el país gasta en diferentes subsidios y transferencias cerca de USD 5.000 millones al año. El Plan Anual de Inversiones, PAI, del Estado central se encuentra alrededor de USD 7.000 millones por año. La recaudación anual de impuestos por parte del Estado central es superior a los USD 10.000 millones (~12% del PIB; por debajo del promedio de América Latina, ~14%, y de la OECD, ~34%). USD 18.000 millones en 20 años, equivale a USD 900 millones por año (promedio simple); es decir aumentar la recaudación tributaria en ~1 punto porcentual. Ojo… ni siquiera se necesita subir impuestos, basta con pagar los actuales. Colabore! Es viable con pacto social, fiscal y ambiental.

La generación de empleo requiere de inversión pública en infraestructura productiva y de desarrollo de capacidades, así como otros incentivos a la inversión privada. Erradicar la extrema pobreza por necesidades básicas insatisfechas (NBI) requiere de una inversión de alrededor de USD 6.000 millones (saneamiento + vivienda), y un gasto recurrente de USD 350 millones al año. [Aprovecho para una cuña: la generación de esta industria dentro del cambio de la matriz productiva (i.e. tubos, bombas, filtros, etc)]. Por su parte, la brecha de extrema pobreza por ingresos no supera los USD 400 millones al año. Es decir con transferencias (eficientes y eficaces) por un monto inferior a USD 400 millones en el primer año (y decreciente en el tiempo) se lograría erradicar la pobreza extrema (el hambre, la miseria).

En resumen, erradicar la extrema pobreza por ingresos y por necesidades básicas requiere menos de USD 9.000 millones hasta el 2017 (~USD 2.250 millones al año), y ~USD 700 millones anuales (decreciente hasta ~USD 350 millones) del 2018 en adelante. En la actualidad, se gasta ~USD 5.000 millones en subsidios y transferencias, ~USD 1.000 millones en el Bono de Desarrollo Humano, subir 1 punto porcentual la recaudación tributaria equivale a ingresos por ~USD 900 millones. El problema no es fiscal (de platas), es político!, es social!

¿Porqué no explotar el petróleo en el ITT? Primero, porque son recursos necesarios, pero en ningún caso suficientes y tampoco indispensables (hay fuentes alternativas).

Más es mejor que menos. Eso lo diría cualquier persona cuando se queda en el análisis cuantitativo sin considerar la calidad, la sostenibilidad no la sustentabilidad. Sin duda más recursos ayudarían a garantizar una vida digna a más ecuatorianos y ecuatorianas, y en menor tiempo pero los costos para obtener esos recursos no pueden quedar de lado. Producir por producir más no tiene sentido. Se debe producir para garantizar la vida digna de todos y todas, lo que incluye garantizar un ambiente sano. Cambiar la matriz productiva implica además cambiar los patrones de explotación desmedida de la naturaleza. Pasar de recursos naturales finitos a infinitos vía innovación y conocimiento.

El Ecuador estaba haciendo historia, con una propuesta única de no explotar el petróleo en determinados campos petroleros. La idea planteaba que otro tipo de desarrollo es posible. Que el Buen Vivir es factible… que es una decisión política, de ecología política, y que cambiamos de época. La gran mayoría estaba de acuerdo, y era un orgullo fomentar la iniciativa.

¿Porqué no explotar el petróleo en el ITT? Segundo, porque es una iniciativa que muestra al mundo que otro modelo de desarrollo es factible, que el Buen Vivir es posible. Si sacamos el petróleo no es el mundo el que nos falló; somos nosotros (humanos) los que le fallamos al mundo (de nuevo).

Ahora hay movilización social. Ahora salimos a las calles, a zapatear, escribimos en los medios, y hasta en las paredes del patrimonio nacional, opinamos. Ahora todos a defender el Yasuní. Lastima la falta de movilización para lograr que la iniciativa tenga éxito, que se den aportes individuales, que se generen y promuevan alternativas de financiamiento. Parece que estábamos esperando que otros/as hagan el trabajo. USD 3.600 millones se logra con un aporte promedio mensual (por veinte años) de ~USD 6 al mes de cada miembro, no-pobre por ingreso (excluyendo a personas en situación de pobreza por ingreso), de la población económicamente activa (PEA) del Ecuador, en ocupación plena (excluyendo desempleados/as y subempleados/as). Cuestión de querer.

Es fácil decir “dejen el petróleo” cuando uno/a no sufre carencias de pobreza extrema. Entonces, no explotar el petróleo, si al Yasuní, y ¿la pobreza?… que pena. ¿Por qué no dejamos de usar gas y gasolina? ¿Por qué si nos importa el ambiente, no cambiamos nuestros hábitos de movilidad, de consumo, de producción? ¿Por qué nos movilizamos, ahora (y no antes), para que no se explote el petróleo en el Yasuní, y no para que se erradique la pobreza? ¿Por qué si queremos que se erradique la pobreza no pagamos impuestos? ¿Por qué nos movilizamos ahora dando cabida a banqueros, magnates del turismo, ex-mafias de la educación y empresarios de la comunicación a que hagan proselitismo político?

¿Porqué explotar el petróleo en el ITT? Porque no hicimos nada, o casi nada, para evitarlo.

Hay individuos y grupos que defienden legítimamente, y con militancia permanente, los derechos de la naturaleza. Dejar el petróleo bajo tierra sin duda es dar pasos enormes hacia otro mundo. Hay novelería, también, y abusos (incluyendo linchamiento mediático) hacia militantes de contrabando. Al escenario súmele la decisión, de explotar, tomada por el Ejecutivo, la movilización social dividida, el legislativo con tendencia al Ejecutivo (pero con cargo de conciencia).

En mi opinión, es un momento para que se muestre la confianza en el poder popular, en la participación ciudadana, en la democracia directa. Una decisión que debe establecer compromisos con los derechos de la naturaleza, pero también con la erradicación de la pobreza. Una decisión que debe venir con compromisos en los hábitos diarios, con aportes en persona y en dinero, con pactos social, fiscal y ambiental, con decisión de construir la sociedad del Buen Vivir. El ambiente está de moda, entonces que esa moda lleve a cambios en nuestro comportamiento, nuestro consumo, nuestras responsabilidades. Yasunízate!... comprométete!

1 comentario:

  1. Estimado Andrés muy de acuerdo con tus opiniones, el compromiso no debe ser mediático o coyuntural, la conciencia ambiental debe ser un modo de vivir, comenzando con un consumo responsable.

    ResponderEliminar