18 de marzo de 2012

Marchas y contra-marchas

¿Agua, vida, dignidad, desestabilización… y candidaturas?

El pasado 8 de marzo inició la autodenominada marcha por “el agua, la vida y la dignidad”. Convocada por una parte del movimiento indígena, la marcha inició en El Pangui (Zamora Cinchipe) y, llegará a Quito el próximo jueves 22 de marzo. Se tiene una idea clara, pero carece aún de propuestas concretas (existen proclamas generales, que mezclan varios temas y dependen de a quien se pregunte). En general se presenta la “reforma agraria para la soberanía alimentaria” como elemento movilizador. Esto incluye temas de agua, tierra, comercialización y economía popular, que también son parte del discurso y políticas del Gobierno. Aunque es verdad que el agro no ha recibido la importancia que requiere. Además, es cierto que la reciente firma de contratos mineros pone en discusión diversas posturas (e.g. recursos fiscales y empleo, modelo de desarrollo) que no han sido adecuadamente llevadas al debate nacional.

El agua y la vida son palabras que movilizan y movilizarán siempre (esperemos). Pero la marcha se da en un contexto político que nubla sus objetivos. Aparecen y se prueban candidaturas presidenciales, y la derecha se reúne y fanfarronea. Se puede decir que estos tres hechos (marcha, candidaturas y bravuconadas) no están directamente relacionados, pero si responden al mismo momento político. Opositores desde la derecha, la izquierda y otros lados aprovechan para medir fuerzas con miras a las elecciones de 2013. Por su parte, el Gobierno responde calificando de intento de “desestabilización”, y convoca a respaldar al régimen y a la “revolución”. ¿De qué?. Tampoco está completamente claro.

La Constitución establece la revocatoria del mandato. La derecha la intentó y fracasó. Desde entonces, ha intentado por cualquier medio desestabilizar al Gobierno. Las izquierdas, ahora hacen el juego a la derecha. “Divide y vencerás”. La marcha puede ser ingenua por el momento en que se da, aunque los contratos mineros la provocaron y trae demandas históricas. Lamentablemente se confunde con ensayos de candidaturas. Puede ser exagerado pensar en desestabilización en este momento, pero ingenuo no hacerlo. Hay muchos actores con intereses diferentes. En cualquier caso la movilización social es importante y necesaria. Esperemos que marcha y contra-marcha se llenen de argumentos. Esperemos que las propuestas (o su ausencia) de los diversos actores se usen para reflexionar el voto el próximo año. Esperemos que se genere diálogo (para la vida) que sustente el contrato social.

Para el diálogo minero, interesante el artículo de Manuel Chiriboga, en especial el párrafo final:
¿Qué hacer en este contexto? Me gustan las propuestas de Carlos Monge: necesidad de un diálogo nacional sobre minería; fortalecimiento independiente de las entidades que hacen evaluación de impacto ambiental; una ley de ordenamiento territorial sustentada en una estrategia de zonificación económica y ecológica y, por lo tanto, excluir ciertas zonas de la minería; cambios en los procedimientos de adjudicación de concesiones, que incluya supeditación al ordenamiento territorial y a las consultas obligatorias; y, una indicación clara de las competencias de los gobiernos descentralizados autónomos sobre minería. Esta propuesta contempla la posibilidad de parar ciertos proyectos en razón a los daños que producirían.
A la minería súmese el agua, la vida y otros como temas,  y el buen vivir como marco general.

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