4 de marzo de 2012

Dogmas, diálogo, economía y desarrollo

¿Habló el "patrón"?

Diario El Comercio publicó el editorial “Parroquianos, bien parroquianos”. El articulo habla sobre relaciones internacionales, integración económica y crecimiento económico. Pero sobre todo refleja los modos y tonos del debate actual. Esta reflexión comenta el artículo en las formas y argumentos.

Las opiniones han dejado de lado la necesidad de contar con evidencia que las conviertan en argumentos.  Ante la ausencia u omisión de "pruebas" las opiniones han tomado un giro hacia lo "dogmático". Posiciones de esta naturaleza no aportan al diálogo social, ni a la definición de políticas. Un ejemplo (antes de comentar el editorial de hoy) es el artículo “Por qué cae” (del mismo autor), del 11 de diciembre de 2011, donde se señaló que en el análisis sobre los determinantes de la reducción de la pobreza “[…] hay dos datos ausentes: el gasto público y el `gasto social´. Y están ausentes porque no explican ni el estancamiento ni la caída de la pobreza”. De esta manera se desconoce toda la literatura que explica la heterogeneidad en la elasticidad crecimiento-económico de la reducción-de-la-pobreza (e.g. Bourguignon, 2003). Además, sigue el mal general de hablar de pobreza limitándose a la privación de ingreso, desconociendo su multidimensionalidad (e.g. publicaciones de OPHI).

El editorial “Parroquianos, bien parroquianos” ¿hace notar el desdén del articulista hacia quienes son de las “parroquias”?. Entendamos las palabras como las utiliza el autor. Diferencia y menosprecia a quienes nacieron o viven fuera de la "ciudad" (en connotación de "modernidad" y “conocimiento”), y califica de ignorantes y ridículos/as a quienes no comparten su opinión. Compleja selección de palabras. ¿Se podría asumir que se lo escribió desde una posición superior de “patrón/a”, desde la “ciudad” y como dueño/a de “conocimiento” y “verdad”?

En los argumentos, el artículo señala que un país “importa” por su nivel de producción (su peso en la economía). Imagino, lo mismo se piensa de las personas (ya que los países están formados por ciudadanos/as). En este sentido plantea que el Ecuador debería definir su política exterior tomando en cuenta su mínima importancia en la economía mundial. Mejores argumentos podría usar para plantear su opinión sobre la política exterior. En cualquier caso mientras denota una posición de “patrón” hacia adentro, propone una de “siervo” hacia afuera.

En otro tema, el artículo señala que el impuesto a la salida de divisas nos “deja fuera del mercado financiero internacional”. Por suerte, dado el manejo y los efectos de ese “mercado”. Sin embargo, el acceso a financiamiento (que es lo relevante, más allá del gusto/disgusto por los "mercados") tanto público como privado es adecuado, en el sentido que se sigue obteniendo financiamiento para grandes proyectos de inversión.

El autor opina que este impuesto limita la inversión extrajera. La inversión extranjera directa, si bien ha sido volátil (sujeta a grandes proyectos) entre los años 2000 y 2010, muestra un promedio de ingreso mayor en 2007-2010 en comparación a 2000-2006 (Presentación Estructural 2011, BCE). Otra omisión en el análisis es sobre los beneficios de la inversión. Esta es necesaria para el crecimiento económico, nadie lo duda, pero su efecto en el desarrollo se genera cuando sus beneficios se quedan en el territorio (aldea, pueblo, región, país), caso contrario es una simple extracción de riqueza.

Finalmente, señala que en la “aldea” no se valora “crecer económicamente”. Imagino que se refiera a crecimiento económico, medido por el PIB. No se puede negar la necesidad de fortalecer la capacidad de producir bienes y servicios necesarios para satisfacer las necesidades y deseos de todos/as. Nadie critica eso. La critica es a la medición del desarrollo económico mediante el PIB, y no solo en el Ecuador (e.g. Stiglitz, Sen y Fitoussi). Además, el autor omite que los beneficios del crecimiento económico, en el desarrollo, dependen de la distribución primaria y la redistribución de la riqueza. Es decir de cómo el crecimiento sirve para mejorar la calidad de vida de todos/as.

El país requiere de forma urgente profundizar y mejorar el diálogo entre diversos sectores. Para esto es necesario dejar de lado posiciones extremas y dogmaticas, y fomentar dialogo de calidad sobre la base de evidencias. El respeto a las opiniones, así como el uso adecuado y responsable de sustantivos y adjetivos es parte de este proceso. Medios de comunicación deben fomentar con responsabilidad el uso de los espacios de opinión. El diálogo nos permite generar un proyecto de país, entendiendo que piensan los demás (pero no cambiando lo que se define democráticamente). Es importante insultar menos, escuchar más y argumentar con evidencia.

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